Varietés

Estamos hartos de la celeridad,
de este matrimonio con el tiempo
siempre mostrando sus luces descaradas.

El calor frente a la abominable estampa
de la colección de invierno de Primark,
con el aderezo e improperio de un anuncio 
que publicita décimos y espinelas.

¿No se han dado cuenta
que nos sacan de tiesto
y en una carrera de fondo
la meta es una zanahoria?

El amor jamás existirá
con esta voracidad que atenta el sistema 
y va en contra de la biología de los sentimientos.
Acelerados coches de carteras 
que colocamos los ojos frente al embiste.

En un mundo donde las frutas de temporada
cohabitan durante los meses del año.

Y yo me pregunto si la tecnología en alza 
será plural o será dentera,
equiparada a esa neblina medieval del pasado 
donde algunos agraciados:
sabían leer, sabían escribir y sabían traducir.

Agraciados escasos 
que cortaban y pegaban
los archivos a su antojo.

Y la verdad, en la inteligencia artificial
yo veo un batido de información
demasiado onírico y descafeinado,
porque jamás María del Pilar
(o GPT para los cibernautas)
hubiera sacado un inodoro
a la palestra como tuvo la sensatez
de hacer Duchamp para declarar
un arte que nos ha traído
demasiada belleza.
Belleza falsa porque no tiene textura
ni olor
como el café o el lodo de la terraza
cuando llueve.


Barbie ha vuelto
y nos hemos reconvertido 
en eso que odiamos:
postureo y rosa chicle.
Yo de niña jugaba con Nenuco, Barriguitas (ahora sería sometida a una liposucción),
Nancy y Lesly.
Yo quería con todas las fuerzas meteóricas
una muñeca Barbie, pero en casa no fue bien recibida y me tuve que conformar
con adorar las Barbies
que tenían algunas compañeras de colegio.
Desconozco si ese trauma 
degeneró en mi apego por el rubio.

La cuestión, que tenemos la heroína
con el eunuco de Kent 
resucitada entre los muertos
con sus cien ejercicios,
su alimentación anoréxica,
sus profesiones más elitistas 
como ser compradora compulsiva
o cazafortunas.
Porque todas queremos una mansión
y un descapotable,
y que nos resuciten de vez en cuando...
Tanta lucha, para nada.
Para encontrar el encubrimiento
en la inocencia maligna
de la red.











Comentarios

  1. Ha cambiado tanto la mujer que lo de Barbi se ha quedado en peli retro. Mientras tanto los misterios del espíritu humano y de la vida quedan por descubrir, arrumbados en cajón polvoriento. Feliz verano.

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