Huye.

II

Habías leído mi poema Flor de loto,
y te deslumbraste por el mito de la geisha,
nosotras no amamos, sólo sentimos,
y viajamos extraviadas tras los barcos
como las medusas.

¿Que animalística de océano?

Hablaba de la Medusa,
ensortijada que si te mira te convertirá en piedra.

Huye, huye, 
no me cuides, 
no me hables,
no pienses en mí.

Es mejor así, antes de que al corazón
le nazcan ramas
le suture una hoja
y el fruto pueda más que el calor de nuestros sexos.

Perdóname.

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