El corazón late
No sé si existe la certeza de una conexión entre nosotros. (Ya sabéis que yo nunca fui diestra en el ritual de los protocolos y las medidas disciplinarias). Como el pollo asado con las manos. Ando descalza por el piso. Grito cuando duermen los pájaros. Rompecabezas de emoción y gelatina, cabizbajo me asomo a tu aposento y solicito permiso para intercambiar unas palabras. Yo reconozco la incorrección del gesto. ¡Qué sería, incluso, un escándalo! Inevitable lo que mi corazón arde cuando una extraña enredadera unió mis pies a los tuyos. Siempre, la familiaridad honró nuestras cabezas y el laurel ondeaba por nuestras vidas. Pero, de repente, un rayo raquídeo perforó mi abdomen y supe que una maldita flecha había abierto camino a una luz proscrita. Pido perdón por mi osadía. Tomaré los cubiertos para el alimento. Calzaré mis zapatos sobre el asfalto. Musitaré nanas entre las cunas de trigo. Este amor renegado que como una selv...