Goma quemada

Esta tarde un garage de mi barrio ha sido la escena de un cumpleaños: sillas plegables y globos depresivos con el ágape de un surtido de dulces y la Cocacola como el escolta de un relicario de sueños. El hormigón no abarataba la algarabía ni la falta de intimidad, que supone exhibir la cochera a la curiosidad transeúnte, con la música de volumen parco. Los fumadores, enredaderas de patata, disipando los malos humos en las aceras con conversaciones más falsas que una lentilla azul. (Un marco de lo que hemos evolucionado hacia la nada del ahorro). Los niños representan a los actores y los padres, a los directores de una vida, en el cortometraje lanzallamas de que lo importante es el recuerdo. Bicicletas y cajas de herramientas boquiabiertas al festín de los que aprovechan de la palabra hasta el tallo. Los niños y las niñas salieron a jugar. Nadie compite por los salones de vidrio, una mesa apostólica, dueñ...