Cambio de tiempo
Por atender tu colada
el tendedero de mi casa
se ha empapado por la lluvia.
La extrañeza del amor legítimo
ese que vanagloria el desempeño
en la imperfección más absoluta.
Reliquia de nobleza que logra
una desnudez húmeda de pulmonía.
Así, la ropa sin volúmenes de tu boca,
se airea en un enmohecido aire
de otoñal descarte.
Tu cara de león frente a la pobre gacela.
La guerra que supone la fisura
de un asfalto ennegrecido
por la palomas agónicas del tórrido.
¿Por que no me dejas libre?
¿Por qué corrompes el tejido de esta soledad de bruces?
El miedo, la inseguridad, la envidia
no representan un buen escudo de armas.
Daña la falsa representación
de la actitud pulcra
de acoger a esta esperanza
con el adiestramiento de la prisión.
Ropa calada bajo la lluvia
mientras recojo tu lavandería
y queda la falsa alarma de un amortiguador.
Si no me amas, tú que sabes bien,
que tiemblo bajo el aguacero.
Deja que te olvide
para ser feliz.
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