Banalidad

Se echa de menos

el claqué de las máquinas de escribir.

El pringe de la arena.

Los coches de choque.

A Bolaño y un mundo sin visillos.


La noche se adentra

con la sonatina de un motor diésel

y la gente, que se pliega como un abanico 

hacia sus casas.

Tal vez huya de un sopor 

que ha hecho la existencia

semejante 

a un truco de magia.


Recuerdo mis primeros folios

atrapados en una fragante Olivetti,

emitiendo la música 

de una procesión de Pascua.

Los pies en la playa con un cuerpo

de niña orilla

observando como el sol jugaba 

en una inmensa bolera

Los libros que se perdieron

en apuestas de póker. 

La nostalgia de lo que se aprecia

cuando ya no ejerce su contenido.


Sigue la calle adornada de sonoridad,

de caravanas de metal

con el retorno a una tele de plasma.

La gente está cansada

aunque sonría al reflejo del microondas.

Se echa de menos

y sin embargo con un dedal

podemos achicar el agua

ahora que escribo sobre una lámpara

y quizás una niña orilla

nade sus pies peces

a un futuro más sostenible y menos cabrón.

Comentarios

Entradas populares