Ta, ta, ta.

Porque quieres que sea
una rata frente al gato.
Y me quede quieta
con una orden de desahucio.
Esta gota de grasa en la cocina.
Una tara textil.
El poro negro encima de la nariz.
Ta, ta, ta.
Una rata gloria, pequeña en el pavor
de la orquesta de los coches.
Los rascacielos de Brooklyn.
En el foso del bolsillo de una rebeca.
Ta, ta, ta.
No puedo. Debo continuar.
El instinto de lucha precede.
Mis manos, tomates maduros.
Los ojos, balas de heno encendidas.
Mi cuerpo, látigo incombustible.
Ta, ta, ta.
El deseo de una noche sin la estrella
impertinente que despista al buzo cósmico.
Que con su tez de neón
ciega la paz del que vive en el engaño.
La ola gorda y fea. Se aproxima.
Quieres que sea un ratón, mamífero de crías,
en la bodega de un barco borracho
de agua y sal.
Ta, ta, ta.
No.
Ta, ta,ta.
Yo me levanto hasta muerta.

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