MAL HAGA
A él no le gusta la poesía
será
que nunca ha,
amado.
II
Esa mujer
de pelo bruno
gallarda guitarra eléctrica
forma ramas
alrededor de su hoguera.
Quizás un eco apache
acompañe su cortejo.
María águila,
viento
con plumas de crin.
Vuela. (Dedicado a María Ramos)
III
Y el hombre del sombrero
que me aguarda en la terminal
trae las rosas en su pecho
sangrando
mi olvido.
Interrogación sesgada
de camino a casa
ni los óculos
abren luz a la noche.
Ni el choque del planeta
de los faros
guiados dirección contraria,
Tiempos pasados
donde era el satélite
que rotaba
por tu torso greco.
La luna desfasada
que volteaba
por el teclado de tu columna inalámbrica.
Con la megafonía de Iberia
de un vuelo retrasado
que te hablaba de falacias,
de móviles enterrados en el silencio
de sombras evidentes:
ya no te amaba.
Me duele
coronilla de espino
el abrazo,
pues,
en cada suspiro
te inciso
en una hemorragia.
Dices que mi mirada
se ha quedado
en la cara de otro hombre,
Y fariseos,
acelerador y freno,
hacen una cuesta
de la carretera
que me lleva a mi cama.
IV
Golondrinas
en el motor
de un turbo-hélice
musitan
el bombeo.
Soy un sonajero
amarrado
a un sillón de cuero,
el cinturón sostiene mi tronco
pero mi cabeza
está dentro de unos labios.
V
Aterrizaje
en pista húmeda
olfateas la nuca,
como siempre,
piensas que no he dormido sola,
me he aburrido
de tu traje de buzo,
quiero flotar sobre el mar,
escuchas,
en la madrugada me meces.
VI
Me dosificas
como si fuera una droga.
Restringes nuestras manos,
dos pulseras con nombres,
alianzas editoriales,
y hasta ,en ocasiones,
me pides que escriba en una hoja
a modo de notario
nuestro divorcio a la americana.
Nos casamos
en Valencia de Fallas,
todo ardía
tu lengua,
mi lengua,
pero llovió tanto
que empapadas
fueron dos trapos.
Con mis lágrimas
hacía infusiones de manzanilla,
hoy tristemente,
coloco un embudo en tu garganta
y vierto el aceite de ricino
que cultivaste con engaños.
Pero no dudes ni un momento
que eres amigo,la persona más querida,
conoces mis demonios
y nunca te he considerado
ni esclavo,
ni marioneta.
Te pido perdón.
será
que nunca ha,
amado.
II
Esa mujer
de pelo bruno
gallarda guitarra eléctrica
forma ramas
alrededor de su hoguera.
Quizás un eco apache
acompañe su cortejo.
María águila,
viento
con plumas de crin.
Vuela. (Dedicado a María Ramos)
III
Y el hombre del sombrero
que me aguarda en la terminal
trae las rosas en su pecho
sangrando
mi olvido.
Interrogación sesgada
de camino a casa
ni los óculos
abren luz a la noche.
Ni el choque del planeta
de los faros
guiados dirección contraria,
Tiempos pasados
donde era el satélite
que rotaba
por tu torso greco.
La luna desfasada
que volteaba
por el teclado de tu columna inalámbrica.
Con la megafonía de Iberia
de un vuelo retrasado
que te hablaba de falacias,
de móviles enterrados en el silencio
de sombras evidentes:
ya no te amaba.
Me duele
coronilla de espino
el abrazo,
pues,
en cada suspiro
te inciso
en una hemorragia.
Dices que mi mirada
se ha quedado
en la cara de otro hombre,
Y fariseos,
acelerador y freno,
hacen una cuesta
de la carretera
que me lleva a mi cama.
IV
Golondrinas
en el motor
de un turbo-hélice
musitan
el bombeo.
Soy un sonajero
amarrado
a un sillón de cuero,
el cinturón sostiene mi tronco
pero mi cabeza
está dentro de unos labios.
V
Aterrizaje
en pista húmeda
olfateas la nuca,
como siempre,
piensas que no he dormido sola,
me he aburrido
de tu traje de buzo,
quiero flotar sobre el mar,
escuchas,
en la madrugada me meces.
VI
Me dosificas
como si fuera una droga.
Restringes nuestras manos,
dos pulseras con nombres,
alianzas editoriales,
y hasta ,en ocasiones,
me pides que escriba en una hoja
a modo de notario
nuestro divorcio a la americana.
Nos casamos
en Valencia de Fallas,
todo ardía
tu lengua,
mi lengua,
pero llovió tanto
que empapadas
fueron dos trapos.
Con mis lágrimas
hacía infusiones de manzanilla,
hoy tristemente,
coloco un embudo en tu garganta
y vierto el aceite de ricino
que cultivaste con engaños.
Pero no dudes ni un momento
que eres amigo,la persona más querida,
conoces mis demonios
y nunca te he considerado
ni esclavo,
ni marioneta.
Te pido perdón.
En estè poema de cuantos hombres hablas???
ResponderEliminarDe uno solo de mi padre Boniko.Te parece bien.La poesía es ciencia ficción no todo lo que se relata es verdadero.
ResponderEliminarCasi nunca auténtico y así de grandioso. Grandes versos, amiga María Luisa. Un abrazo.
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