TREPADORA

Te prometo
un amor hipotecado,
sin vicios,
anclar en la bahía,
quitar la pilas del reloj
y no permitir
que las tostadas
se quemen.

Pero...

Con franqueza
acabarás odiando
mis virtudes,
marejadas
habitan
en el puerto
de mis rodillas,
no controlo a cronos
y raspar
el pan
hace que lluevan
las penas
sobre
cualquier plato.

Te prometo
una dedicación absoluta...

Hasta virar
Tramontana.

Vestirme de buena chica
como esas señoras
que anuncian
detergentes.

Fidelidad:
Alta definición
en el plasma
de mi estrabismo.

Creo.

Supongo.

Debería.

No sé...

Y eso es posible
cuando
no me quede
ni un hálito
de clorofila.


Foto tomada de internet.


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