LA SUERTE PEINADA




en mitad del portal
indeciso
desconoces
la tijera
que pulirá
los cabellos endebles

porque
cambiar
de cuerpo
es como
visitar
una nueva peluquería

hueles expectativo
el champú
y escuchas
la conversación
de una señora
con gafas
revista
en mano.

En el umbral
pálido
sin entrar

la decisión fue tomada
y la máquina
rasuró
tu olvido
en patillas
cortas
que no pueden
correr
ni perdón.

Sabes que  peina
mis cabellos,
plancha
mis abruptos
y suaviza
la asperezas.

Solo sé
que sus besos son manantiales
y las golondrinas
la sombra
de sus dedos
sobre mi tierra.

Solo sé
que he puesto mi pescuezo
en su manos
y si la cuchilla
que blande sobre la yugular
de mi cuello
dormido en su pecho
es mortal
o benigna

lo decidira
la luz del alba
y el último baile.



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