LILITH Y SARA VERSUS AMELIA Y MÓNICA.
Sus ojos se enturbian
cuando llueve
en el interior de un autolavado.
Lilith y Sara.
El mar
en la lente
ahumada.
Pues son Dulcineas
del Quijote
y caracolas,
sus remolinos.
Ellas son buena gente
como dirían en un pequeño bar de Córdoba.
Espuma de cerveza,
el vaho del ron quemado
y frenesí.
Lilith:
Arroja a ese azul las cenizas de ese hombre,
vestido con traje de pata de gallo
Aligera tu equipaje Sara
y derrama la tinta
que llevas escrita en tu nombre.
Nunca pude imaginar
la belleza de unas risas,
la ruta
aventurera
y sobre todo
la Poesía
hecha mujer.
Una es "Al"
Y la otra "Ma".
Sabias en sus recetas de cocina
glasean
mis penas.
Y ellas mitad
y enteras.
Son amigas
de endecasílabos
y kilómetros.
Peras al vino,
manzanas horneadas.
Siempre dulces
aunque no merezca,
pues,
un pastel
emborrachado,
mi karma.
Echaba de menos tu verso claro y tu palabra encadenada a la más delicada y pueril de las esencias.
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