Reseña de El tiralíneas de plomo por Víktor Gómez Ferrer Valentinos
«nos hemos habituado / a la guerra»
Lluïsa Lladó
«Una identidad obligada a alterarse y adaptarse en un entorno hostil para sobrevivir»
Patricia Crespo
El tiralíneas de plomo no es un poemario. No es un libro lírico. Es poesía. Poesía como atmósfera vital, cualidad del ser, del ser mujer superviviente e insurrecta. Poesía como lugar en pie de paz y justicia. Poesía para la verdad de los abatidos bajo el plomo. Aquí, en El tiralíneas de plomo, en poesía , la importancia de no aceptar la violencia como empresa, comunicación, cultura. Unas líneas, multiplicidades, identificaciones, desde las líneas defensivas, desde las líneas que se salen del territorio ocupado, invadido, arrasado del lenguaje, la estÉtica, el crear puntos de fuga para un presente malherido.
«Y un concierto mudo / nos declina a cualquier intento / de ofensiva.»
Es el turno de los ofendidos, que diría Roque Dalton, y la poesía está ofendida. Este no es un poemario, es una insurrección, es una avanzadilla entre campos de guerra y solares de la vida cotidiana destruida. La poesía no quiere poemas, quiere hospitalidad, belleza, verdad, música. El tiralíneas de plomo no es un libro, es el retorno de la dignidad haciendo hogar en la voz de las supervivientes, haciendo Matria en el lenguaje cuya creatividad abre un espacio a la imaginación libertaria. No es un libro para descansar sino para salir de la ignominia, salir del escándalo y la miseria.
«pero no somos tributos, / sino habitantes de zulos, / abundancia de piezas de valía diversa, / en las migraciones históricas. //»
Tirar líneas es estar aún en insistencia (resistencia) del ser para una vida digna, lo cual solo es posible acabando con la cultura de la violencia (violaciones de derechos y cuerpos) que deviene en guerras (territoriales, económicas, ideológicas). Tirar líneas, tirar líneas más allá de los límites de la lógica heteropatriacal, neocolonial y capitalista vigente. Amar es el modo de acción de la poesía, y la poesía la atmósfera y lugar donde se ama. Este no es un libro lírico, no es un poemario. Es poesía como cualidad creativa, feminista y revolucionaria, donde arraigar.
«de los hijos que me acompañan en la disciplina / de amar a nuestras costumbres / para el arraigo hacia nuestra cuna, / de la prohibición a la identidad / y de los que sufren desamparo en las aduanas. //»
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