Anatomía de una urbe
Ciudad quirúrgica de mujer,
plasticidad de una juventud convertida en oro,
cobertizos de caballos
y adoquines que sirven de reposo a los carruajes.
Fausta eres esta mezcolanza de nostalgia parisina
que desea con la desesperación de la sequía
ser lo que ya no alberga
en su matriz de mármoles y granitos.
Varsovia que emana el fragor del incienso,
limpia sus calles con ahínco,
con pulverizadores modernos,
con máquinas que escupen monedas,
como una bodega de vinos con espuma.
Yo que he visto el ladrillo con carcoma,
la muerte fantasmagórica
de una leyenda que fue real
y, a la vez, acaparadora histórica.
Bonanza sobre el hueso para olvidar lo doloroso
y creer que fuimos la primavera
antes de que el dragón verde-musgo
arrancara el corazón de la gente.
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