Burdeos
Dicen que el viernes es el mejor día de la semana. Los crisantemos florecen y los mosquitos borrachos de rojo descansan bajo la farola. Hay que inventarse una jornada propicia para cerrar pactos y realizar escrutinios. Arremangarse las vestimentas y traficar con el cuerpo el ansia oscura de la experiencia. El amor con cara de viernes, es la antesala de cualquier film francés e invita a descorchar una botella de vino. Observar la pupila con el certero ojo del cazador mientras el sorbo a tientas seduce al reloj un festejo. Luego los otros se trastean y preguntan porque en viernes se comenten todas las locuras. Esas que nos hacen humanos y nos desprenden de la zona de confort. Amar, con el riesgo de las ánades antes de emprender el viaje. Por instinto y sin esperar nada a cambio.