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Mostrando entradas de diciembre, 2019

Trianarts comparte un poema del libro El arca de Wislawa

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Rezagar

Sé que parezco un ciprés a tu vera, un árbol espeso con la sombra tan larga como un domingo laboral. Y que mi ímpetu asusta, nubarrones y tracas, a cualquier caballo sordo. En la cocina asientas la mirada con la réplica de las sillas para con tu humildad nogal decirme que mi voluntad corona el destino. Sé que convivir (con mis ocho tentáculos, los ojos de araña, el pasado de orquesta y el zumbido de mis estorninos) no es fácil. Para un hombre de raíz café y manos palmeras de nido, por arropar en su seno la vela rajada. Del barco que manejas y el peso del colibrí de la decisión mundana. Yo te admiro. Soy yo, la que te admira, y te venera. Porque sostienes mis sueños, y haces que el verde brote de mi esperanza. Me he convertido en un Centauro. En ti, y apropiada te cobijo. Árbol alto hasta el satélite 2467-Z. Pero no olvides Amor, de vaso, y hombro. Qué no hay árbol que resista sin la tierra, mina de pez. Tú, Amor, eres el espacio de una raíz que te pertenece...

Evidencias traumáticas

Evito el manual de instrucciones porque la calderilla no sirve para que ruede la máquina. En el desahogo. Escribo con la reserva, con el descaro. No hago balances ni plancho la palabra cien veces. El título de jardinero lo perdí en una apuesta de gallos y podo con la exactitud del ostracismo. Así que mi verso es libre. Libre de todas las consecuencias. Impura domino nada con ron altero cada ruido, poso y radiografía. El amor representado con la espera en la cola de Inditex un día de Black Friday no me convence, prefiero, el sentimiento de la agonía poética una gélida noche sin ángeles con un chico repartiendo las endorfinas del parado de larga duración.

Di luvio, luvio he dicho

Esta lluvia de humedad sobre la tersa piel de los coches, con la metáfora de un paraguas arácnido con su tetraplejia industrial. Me sirve para enmarcar el sentimiento del débil. El temporal lo ha desnudado de su tela y los medios escribirían de él sobre la consecuencia de no ser lo suficiente castillo para el viento. Es extraño observarlo solo en el contenedor cuando apenas hace un segundo protegía del agua y era asido con el cariño que los ratones amamantan a sus crías. Parece un poeta expuesto a la verdad. Un artefacto en un museo de arte moderno. Mojado la lluvia lo máximo que le puede acarrear es el óxido. En cambio en la naturaleza la rama amputada por la inclemencia aún con la mella y el descalabro puede enraizar en cualquier patio. No todos ante la decadencia tienen la misma móvil cobertura. El paraguas tarántula. La rama que a pesar de la herida puede fraguar sobre el asfalto. La vida de unos, la vida de otros.

Somnolencia

Existen noches de paredes de gotelé de paseos funerarios con la saga de los sonámbulos. Donde un sueño abre los grifos e inunda tu cama, la voz que te pesa, la cuerda que soga o sostén te balancea acróbata como un anzuelo del destino. Un sueño, de cartones de leche, de valeriana y de olas de tela. Que crees en él obcecada aunque los ojos en llamas ardan de espalda libro de lloro en un lavabo en una estación de fueloil. Aunque los puentes estén rotos, y el coche haya sido saqueado por los maleantes. Un sueño de espora alacrán, de agua en envase reciclado, de pausas frente a la ventana mientras los niños corren hacia Mercadona a comprar golosinas. Con los brazos de estuario y el corazón poeta, donde tú eres lo que debes igual que la flor que nace del vestido más bonito del mundo. A pesar de la lepra. De los dedos que te señalan, de los premios fallidos. En madrugadas de trajes leves y polillas en rincones de habitación. Sí, tengo un sueño. Que recorre con su...

Defecto óptico

La nieve resulta golosa a los ojos que de su punto crea camino. Pero, su ternura, para los patinadores sin experiencia, desemboca en un trago de contusión ósea. En el espejismo de infestar todos los escaparates, un microondas para el consumismo cíclico de masas de pan fletos en manos, de pajes arrastrando carritos de compra y cartas escritas con la tipografía de monopolios y duendes. En los libros hay una respiración oculta bajo sus hojas como un sol que nace dentro de nosotros porque ese gesto nos libera del colmillo que desgarra el bélico gen engendrado en tundras de colas y púas. No puedo hacer nada ante esta nieve que cae letra a letra borrando al pájaro del árbol, anocheciendo el recuerdo a su paso. La necesidad de hidratar el cuerpo leyendo. Como un bosque en Oslo y los telediarios, y las muñecas, y las colonias, y los cantantes de saldo. Con los repartidores de ofertas. La nieve con sus balas. Los libros dispuestos a ser amados. Entre la vista de u...

Linaje proscrito

Mi madre, ha comentado que la hija de la roca (madrina) está ingresada en un sanatorio. La locura que establece su código en cada gameto, la escalera del gen que corre óvulo tras la luz cal. El manicomio con brazos de mercurio con maquinaria aplastando del limón un "injugo" riachuelo. La bisabuela que pintó de alquitrán nuestras heces. La poesía que cobijó la demencia diluida en vasos lácteos. Antropomorfología de esta fresa que zarza-ingiere la lucidez del que no se atreve a proclamar la maldición y reza para alejar el oscuro pensamiento del demonio.