Por el mal camino.

Con el número infinito
dando rienda a la demagogia
las cuelgas son para la gente bonita.

Y me tocan lo intangible.
La facilidad con que con boca
reivindica un postureo
de cintas, pósters, camisetas, coloquios
con menos orgullo que los que un
reclamaron y por goleada
abrieron las puertas de los juzgados
con piedras.

Indignación de la verborrea.
De las tesis en redes de jerarquía de culo en silla en horas de trabajo.

Dile que pare a la de sin contrato.
A la que te pinta las uñas y tiene los ojos oblicuos.
Dile que pare a la que compra comida caducada
Pare, aborta y muere en carretera.
Las modas fétidas de quién impone.
De detener un gigante
con la fuerza de una pestaña.

Dile que pare a la niña de la feria.
A la gitana vestida de pijama si
la escuela es una ciudad exótica en la revista que preside tu despacho. Tu peluquería.
Tu inyectabotoxdemierda.
Que paremos todas como un colibrí
ante el árbol maduro de la esperanza.
Presentación literaria fémina desértica.

Si nadie vota.
Si el lila es morado en cuerpos prostituidos.
Señoras que no saben leer.
Ni conocen el nombre del derecho de las cosas.
Parar y cantar.
Mientras te ampara lo chula que puede ser la tendencia.
Vertederos.
Amputación de pecho.
Adolescentes fumando en la calle.
Alcoholismo dentro de vegijas
Que paremos.
Creo dentro de mi repugnante ignorancia
que debemos movernos
más que nunca.
La suerte de nacer en el país errado.
El maltrato.
El escarnio
La sorna.
La indiferencia.
La competitividad.
Entre mujeres.
Entre hombres y hombres.
Entre la homosexualidad sin sexo.
Entrepanes.
Y tetas con silicona.
Y no entender el funcionamiento:
Callar o no callar.

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