Vias crucis

A pesar del granizo y los soles
cohibiendo a las azoteas.
En mi fracaso de lentes
y la atrofia del camino en GPRS.
Tú, en el andén, tú en la soga.
Siempre estás esperando que
como el vencejo regrese
con las manos, frutas de los punzones.
Para alimentar este destierro de barro,
y acompañar a la sombra
entre los abedules de fotografías
y una bola de cristal hecha añicos.

Tú, el más, tú el menos.
De enredaderas de cables,
pinzas que guardan los secretos
que mi lengua purga.

Lisiada del yermo de los maniquíes.
Con las horas cansadas.
Y los pies, gigantes que no caben
en los zapatos.

Y amor, que es lo que sienten.
Los sarpullidos.
Las coces.
Una bioquímica malsana.
Tú capitán, trinchera.
El amor, mi único.

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