Quierotosis.
Si levanto el flequillo descarado aparece un ogro que mira desde su púlpito, él, crápula de vida, anhela tomar el mando del castillo cutáneo. No es tímido, es atleta que crece silencioso en disciplina. Si lo ignoro, clama un mal agudo y el maquillaje lo ahoga. Esta lesión que compite con mi tez, sabe que ahora no tengo tiempo para morirme, y por ello, ha escogido un formato ilusorio. Dos crioterapias y una operación con láser que permitieron descubrir el olor de la carne frita no han sido suficiente para extraer esta seta venenosa que adherida a mi corteza de conífera, peca corrupta, eje de moho, sal de putas, que me mata topo a topo, lenta tipografía muda, como el lamido de la noche al día. Ya has llegado al hueso. ¿qué quieres de mí? ¿Acaso eres un amor imposible, que estira su mano Romeo y quiere abrir regata en esta tierra de mujer? Eres un tercer ojo, en la línea horizontal de mis cejas, sabes, tus células son extrañas al palpito de m...