PERJUDICIAL VICIO FUMAR A MEDIAS
Dicen qué
el Triángulo
de las Bermudas
existe,
pero usa pantalón
pitillo.
Siente
predilección
por el misterio,
y se transviste
en la bola blanca
del billar
a tres
bandas.
A veces
se cuela
sobre el tapiz
dentro
y rompe
el "pool 51"
en un estallido
hasta huir
como ratones despavoridos
por los huecos.
En la base
lo halla
a él planchando
la blusa adultera,
la perfuma con agua de azahar
y aún tibia
sobre sus senos
le abrocha los puños
con ojos de calamar.
Y en la cúspide
el otro
con túneles
por vista,
él mismo
que con su humedad
moja la prenda rea
e inserta en sus manos
dos pequeños botones
de cuatro agujeros,
de nácar,
con un hilo deslenguado.
En el pico
o la meseta,
nada,
bucea,
emerge
y su camisa
de seda
rasgada
sale náufraga
al rescate
de un amor
que no prende
ni con pastillas de barbacoa
y otro que la incinera
en un ritual
porque
el misterio
del Triángulo de las Bermudas
yace en un pecho compartido
y un pitillo
de patio de colegio.
Dame una calada...
Amigo y pasa el cigarro...
el Triángulo
de las Bermudas
existe,
pero usa pantalón
pitillo.
Siente
predilección
por el misterio,
y se transviste
en la bola blanca
del billar
a tres
bandas.
A veces
se cuela
sobre el tapiz
dentro
y rompe
el "pool 51"
en un estallido
hasta huir
como ratones despavoridos
por los huecos.
En la base
lo halla
a él planchando
la blusa adultera,
la perfuma con agua de azahar
y aún tibia
sobre sus senos
le abrocha los puños
con ojos de calamar.
Y en la cúspide
el otro
con túneles
por vista,
él mismo
que con su humedad
moja la prenda rea
e inserta en sus manos
dos pequeños botones
de cuatro agujeros,
de nácar,
con un hilo deslenguado.
En el pico
o la meseta,
nada,
bucea,
emerge
y su camisa
de seda
rasgada
sale náufraga
al rescate
de un amor
que no prende
ni con pastillas de barbacoa
y otro que la incinera
en un ritual
porque
el misterio
del Triángulo de las Bermudas
yace en un pecho compartido
y un pitillo
de patio de colegio.
Dame una calada...
Amigo y pasa el cigarro...
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