FELIZ DE NADA.

Si mudar
la piel convirtiera
el melocotón
en salamandra.

Y con sombra de ojos
turquesas
volver
a la polilla
una mariposa
de copas.

Voy de un lado a otro
como la canica
de la expendedora
de tus sueños.

Me afilaste
como a un lápiz
y los usaste
como tope
de una puerta.

Hasta
que desencajada
rodé
escaleras abajo,
ruleta moscovita.

Sabes soy incontrolable,
no hay torre
aérea
que medre
mi vuelo.

Soy la serpiente
que escama
para ser nectarina
de postre.

Es inútil
escapar,
la retina
ha inmovilizado
a la víctima
y la tiene 
atada a su cama.

Da tu olor,
conmueve
mi sexo.

Mata esta noche
de nuevo,
rodaja
a gajo,
enrosca
la peladura
y deja que oscurezca
las heridas
de una fruta prohibida.

En mi paraíso
las manzanas
no tienen 
cabida,
tu lengua serpentina
me derrota,
me engulle
y expulsados
cierra el portal
el que dejó
que se pudriera
antes de ser comida,
la espera
la ilusión
de ser una hormiga
con el hueso
por montera.

Ama y calla.






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