Hierba de la gracia en su losa.

Eligió mal día 
para su partida Christopher porque en junio, 
nadie debe morir,
si al caso que los trenes de alta velocidad
se retrasen por la meteorología

y que los amantes
festejen embriagados 
con la flor de la verbena.

En este mes los coches maduran en  rojos metalizados,
y los tenderetes de aceras
reclaman a los ojos con su fruta llamarada.

Pero los vampiros son inmortales, igual que el verso murciélago
a colmillo sobre la blancura del folio;
así que valiente le perdono que haya fallecido 
en el mes del anti-aniversario de boda,
de cumpleaños y santos y aquelarres y lluvias de sémola;
le indulto con la hierba gracia
y le dejo que esta noche entre tules 
con la mirada turbia
muerda mi cuello poéticamente.

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