Querida Gloria Fuertes
Soy una poeta circense
que emigra con sus libros malabares.
Aprendiz que estira la cabriola maleta
con atino y maña,
y que ubicada en la plaza del pueblo
saluda a los viandantes con rimas de todo tipo,
pues, no existe
en mi bandolera, performance posible.
Los guitarristas
huyeron cobardes con la caravana flamenca.
Y mi traje de trabajo es un jersey de rayas
de cada tirita que la vida me ha dedicado.
La cabra ya no quiere
el embargo de una actuación
sino le compras pienso del gourmet.
Y aguada grito
para ver si alcanzo la luna:
-Cómo me acuerdo de ti Gloria
que estás en mi retina.
La poesía de los clásicos
que tanto odiaba en la graduación
pero, que ahora beso, por su grandeza
como a una peña de ángeles
que protegen a esta ti ti ri te ra.
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