Nido

Piensas que tus manos

pueden salvar al pájaro caído

de su nidal.

Arrullo de pluma 

con cada una de las marcas

de la quiromancia.

Te empeñas en recoger

su accidente, cabestrillo de dedos,

rosa abierta para el corazón que late.

Una enmarañada con el propio

ligamento para ahuecar,

el codo que la cama 

a medio hacer

te acurruca.

Es tan frágil la oportunidad.

La palabra que atropella al transeúnte.

El cambio de sexo de un libro.

Qué yo me enrosco boa

buscando el elixir 

de una protección escondite.

Tus brazos, el árbol que danza y

expide al polluelo de su madre.

Por eso trémula

acaricio el gotelé

y beso el vaso en que has bebido.

Ovillo, cable de espera.

Donde tu cuerpo rebota almíbar

en la mediana

de un campo de tiro.

Para darme cuenta

que están vacías

de trenes.

Y de gacetas.

Y yo quiero que vuelvas a casa.

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