Perno

¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas.

PEDRO SALINAS

De siempre el peligro me ha gustado.

Entre dos vagones
subida al encaje.
Noto la velocidad 
convertida en burbuja
y la alegoría decapitada
por la inestabilidad del recorrido.

Pienso, en altramuces y avispas,
que fueron en un ayer lanzados contra el túnel.
Y en la posibilidad del descarrilamiento.

Donde mi cuerpo se rompería en hojas
y saldrían a borbotones
las miserias 
y otras callosidades humanas.

Sería tan fácil, desafiar, a la nada
como los poemas que acaban en papeleras,
descuartizados
con las piernas rotas de las palabras.

Esos poemas moribundos
que nunca vieron la luz, que acabaron en vertederos
siendo el alpiste de las gaviotas.

Como las revoluciones,
o las cartas de amor.

De siempre me ha gustado el peligro.

En vías que tuercen su cuello
cambiando la dirección
y el instante
en que un poema muere o se indulta.




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