Monolidades

Tener los brazos más largos que las piernas. Así se supone que el corazón de carne ostenta
en la idiosincrasia amatoria.
Hay que anudar al máximo con los extremos, y andar lo suficiente
para no alejarnos de la hoguera.

Un orangután es nuestro corazón,
de ojos prominentes y mandíbula
abierta a la lluvia, al festejo,
como una canaleta que recoge en
las estaciones ferroviarias. Los avisos
del zoo, que implica el mazo del
devenir de nuestra monacal manera de latir.

Monólogo, monolito, mono y mano.

Un primate colgado de su rama, hoja de parra,
bola de árbol navideño.
Colgajo, pendiente de la oreja.

Tan fácil de ser rasgado, de pillarse con las puertas automáticas. De ahogar.
De amar demasiado. Y correr escaso.

Qué extraña esta anarquía
de nacer con la medida descompensada
de poder retener con la memoria
café, besos y llagas.

Y nunca poder llegar al último libro del estante.
Porque eres menuda. Y en tus brazos de monita caben montañas.

Comentarios

  1. Monotema de poetas, el amor. Unos por haberlo conocido, otros por desearlo y los más por la angustia de no saber...

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