Tila y manzanilla
Me hace sentir bien.
La calma aparece con traje blanquecino.
Y desde siempre me ha cuidado.
Él, espera este poema
(Se vuelven adictos.
Y me buscan creando escenas.
Para que su ego quede inmortalizado)
Qué peligro silencio,
el de mis ausencias con olor a caos.
No obstante, él me hace sentir bien.
Con su medida
del calor homínido.
Donde siento la playa arenosa.
La sal que muerde los labios.
El mar ahogado de luz.
Turquesa y vainilla en flor.
De lo que ocurrió (el encuentro o fogonazo sexual)
no hablamos.
Desconozco su estrategia.
Sé que espera el poema.
Como un mendrugo flotador de pan
en un estanque.
No debería volver a verle.
Ni donar mis carnes a sus manos.
Me haces bien.
Pero, yo a ti, sólo te haría daño.
La calma aparece con traje blanquecino.
Y desde siempre me ha cuidado.
Él, espera este poema
(Se vuelven adictos.
Y me buscan creando escenas.
Para que su ego quede inmortalizado)
Qué peligro silencio,
el de mis ausencias con olor a caos.
No obstante, él me hace sentir bien.
Con su medida
del calor homínido.
Donde siento la playa arenosa.
La sal que muerde los labios.
El mar ahogado de luz.
Turquesa y vainilla en flor.
De lo que ocurrió (el encuentro o fogonazo sexual)
no hablamos.
Desconozco su estrategia.
Sé que espera el poema.
Como un mendrugo flotador de pan
en un estanque.
No debería volver a verle.
Ni donar mis carnes a sus manos.
Me haces bien.
Pero, yo a ti, sólo te haría daño.
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