RATA RUSA
I Apurando el último trago de pálinka ella prendió su zippo made in Hong Kong y encendió la flema de Montecarlo aún con aromas de cedros de Ucrania. II Rubia era así... Si hay que morir por qué no hacerlo dulcemente. Castaño en cambio deambulaba de pared a pared impotente de ver como ella se desvanecía igual que el humo nocturno. Con una jerga femenina levantaba los brazos en alto y ella sonrosada no podía evitar esbozar un trueno. Le recordaba al reno tapiz que estaba colgado de su recién estrenado sanatorio. Enervado exclamaba: -Me has decepcionado. -Me has ultrajado. -Me has vendido. -Me has humillado. -Me has engañado. Envuelto de orina acabó el piso inundado de lamentaciones con sabor a urea. Rubia se levantó enderezándose la costura de su media negra le besó en la frente agotada de tanto participio y con la gabardina número cinco, le musitó: -Sayonara Baby...