HENNA REQUIEM
Maldita tarde
de canícula.
Los minaretes
entonaban los rezos
y un cuerpo
era envuelto
en una sábana.
Mientras aguardaba
en una plazoleta de Bosnia,
vestida de azul,
la tierra caía
a terrones
y el sofoco
era asfixiante.
Solo hombres
como mandaba la tradición.
II
Tú
entonces
emprendiste
la cruzada del olvido
a base de anfetaminas.
Yo...
¿Qué quieres que diga?
La botella de ginebra.
III
Llegaste con el cortejo
fúnebre
con unas galletas
de jengibre
y tus ojos
delante
de mis lentes
reflejaban
la figura
de un niño
con su padre
con flores
de sauce.
IV
Hacia el hotel
perdí mi pañuelo
y tu rostro,
sin embargo,
se perfiló
en una cara desconocida,
nunca más volviste
a recordar mi nombre.
Dijiste únicamente:
-Me estoy enamorando de ti,
eres aditiva.
Y echamos
el brebaje
en el cajetín
para limpiarnos
la consciencia.
Adios padres queridos
en el cielo
los bares
tienen
abiertos
hasta la madrugada.
Imagen tomada de internet.
de canícula.
Los minaretes
entonaban los rezos
y un cuerpo
era envuelto
en una sábana.
Mientras aguardaba
en una plazoleta de Bosnia,
vestida de azul,
la tierra caía
a terrones
y el sofoco
era asfixiante.
Solo hombres
como mandaba la tradición.
II
Tú
entonces
emprendiste
la cruzada del olvido
a base de anfetaminas.
Yo...
¿Qué quieres que diga?
La botella de ginebra.
III
Llegaste con el cortejo
fúnebre
con unas galletas
de jengibre
y tus ojos
delante
de mis lentes
reflejaban
la figura
de un niño
con su padre
con flores
de sauce.
IV
Hacia el hotel
perdí mi pañuelo
y tu rostro,
sin embargo,
se perfiló
en una cara desconocida,
nunca más volviste
a recordar mi nombre.
Dijiste únicamente:
-Me estoy enamorando de ti,
eres aditiva.
Y echamos
el brebaje
en el cajetín
para limpiarnos
la consciencia.
Adios padres queridos
en el cielo
los bares
tienen
abiertos
hasta la madrugada.
Imagen tomada de internet.
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