Temporada de fruta

Cuando el aire revuelto se bebe el verano
y tintinean las hojas,
el pájaro calla
atónito a la meteorología.

Los grillos tragan sus lenguas
en sótanos estrellados de insectos.
Y la humanidad se encierra
al alivio del espejismo
de la borrasca que etílica
se equivoca de hemisferio.

Parece que esta noche el sueño será gentil
con los pobres del puente.
El mar revela fotogramas.
Y ladra un medio perro
desde una terraza de mármol
y palmeras de plástico.

Es inherente. La calma que hipócrita
ha traído la lluvia tacaña
de dar vida a los rosales.

Como si alguien no llorara una herida.
Como si la herida no fuese alguien.

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