Dana

Si en esta noche de frío
los restos náufragos de Dana
decoran de lluvia los cristales y
arquean los árboles.
Quédate en este brazo de mar
que ampara el amor más puro
de huracán sediento de tierra.
De piel que ansía el antídoto
de danzas africanas
en el viento que nos anuda.

Estremezco de ti. De tu furia
que rompe a la noche
en el verdor de los amantes
tras el temblor de las hojas.
El mecer de los coches húmedos.
Las pecas lumínicas de la borrasca.
que recoge tu cuerpo
igual que un fruto arrancado de su rama.
Caricia de seres
que hipnóticos
de los torrentes álgidos del sexo,
desbordantes desnudeces,
en la violencia de la naturaleza
frente al ecosistema del cemento
laborioso.
A dos moléculas que se aman
con el jucio final de la música
del abrigo a ti, animal nocturno,
perdido por la lascivia de los temporales.

Si esta noche el nombre de una mujer
nos revienta los tímpanos.
Quédate con el pájaro y bebe
de este trance que hace frío.

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