Urgencias

Estás en la sala de urgencias
agazapado en una silla quitamiedos.
El hefor esparcido del almendro.
las caras monacales mirando
una televisión que corona
el redil de la enfermedad
de un plagio epidemiológico.
Quisieras sanarte.
Liberar la pústula de tu cerebro
de la costra palabra,
con la orden verbal que dicta:
"Avanza, cae, escribe,
escribe, escribe y recae"
Parar este vómito de poesía.
Y contar los muertos
que debajo de tus libros
descansan en pez.
Tu mar te come a mandatos.
La neurosis de los que somos prisioneros
de la animal expresión
de los átomos.
De las guerras.
De las injusticias.
De las bandas organizadas de poemas.
Y ciega, a bastón roto.
Ves la disgregación de la paradoja.
En este hospital, donde estamos un poquito idos.
Y aguardar el turno del leer parco.
De que existen poetas y razas distintas.

Avanzar, demoler, pisar, difamar.
No es escritura.
Escribir, escribir y escribir.
Lo hace todo el mundo.
Luchar es lo importante.
Palabra enferma de mujer poeta.

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