Tv

Esta noche has cenado
el televisor con el tapete que vivía
bajo sus tripas.
Y desde el estómago han empezado
voces a retransmitir un partido.
En donde no se sabe si es un balón
o una cabeza sin cuerpo
la que rueda entre las piernas
de los jugadores.
El cerebro que habita afuera.
La música de lo inagotable
en el corto circuito de la palabra.
Tú observas las imágenes
y respiras el sabor a polilla
que se cuela por la tráquea.
En la azotea interna de las parabólicas
de devorar con los ojos todo lo que
comensal vierte en hora de ajuste.
Tragamos defecación
y noticias piratas.
Y nos olvidamos de las promesas
como peces en el agua.
Cuando del quejido digestivo
hacemos el acopio
de que la realidad existe

un programa más tarde.
Y el cambio empieza con la redención.

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