Meteorología

Recorres la mañana en el itinerario poético
de acabar en la misma calle.
Con el clima que se refleja
en los peatones, ataviados de pétalos textiles.
Esquimales de peluquería,
bañistas de tirante y sandalia
en una procesión petrolífera
de no admitir que la regla (escritura) no existe.
Para qué la manta.
Y esconder la piel en un poliester.
Si el corazón
tiembla dentro de la semilla tortuga.
Cruzada del asfalto
con el convencimiento
que la lluvia fosforescente
saluda la acera de señoras con impermeables
y niños con caras de naipe.
La Avenida Valencia
como la variz de un cuello
con el murmullo de la gente,
indistinta de prendas, llamas
de un poema que atraviesa agridulce
de los pies a la cabeza
sin tener un abrigo de familia.

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