Sólo falta un chasquido de dedos

En qué momento cayó el instrumento
en silencios
de pentagramas alambres

Porque habla la urraca dominó
desde el árbol
y los coches son puntos
en esta habitación de bario.
De damero.
Donde irremediablemente visiono la huida.
Porque puede callar la boca.
Los ojos siliconarse con el tedio.
Estrechar la tráquea
en consonantes sin trapos.
De palabras aplastadas por la espera.
Que va menguando la luna anula
de no poder resucitar al cadáver.
Me duele el sufrimiento en la costilla.
Y con mis manos construyo el corazón
que no late al no ser ni dios ni nadie.
Pero en esta retícula
apasionada no existe peor mutismo
que el de los cuerpos.
Cuando uno es enamorada putrefacción.
Y el otro un pentagrama alambre
que ni te abraza.

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