La enfermera enferma

Recuerdo cuando encontramos
el ahorcamiento de la salud
en el recibidor de la casa.
Los cristales se tornaron carbones silenciosos
de la pena. Fueron combates
con los puños golpeando
al cielo. Y las aves con el trino seco
por las cuerdas
de noches de "gas-as" corticoides.
Ahora que los naranjos han
hilado de flores sus vientres
Y tu compañía
me habla de selva anárquica.
Bendigo la sal.
del nudo.
Tus lazos adversos.
Y siento que en esa guerra
descubrí que el amor
viste del cansancio perenne
de la raíz en el limo.
Porque amar en vísperas de fiesta.
Son estampas "dé-cines",
de chicles rosas y talco.
 Y no de personas
que sostienen la cuña
del pudor de los árboles
con los ojos contando
cada puto "goto"
caída del suero.

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