Frenesí

He cerrado los ojos,
y en ese instante sé que en
un lugar del mundo.
Los amantes reptan con la cadencia
del vuelo de las ánades,
con la piel
desjarretada por el deseo.

Mientras, los metros aceleran su curso.
Y las luces van abriendo sus fauces
absorbiendo cada gramo  de ida.
El torso, calle sin retorno, cercado
de la marea con la eclosión de los insectos
en la fruta picada.
Las inclemencias de los cuerpos
en un vestir y herir de ojos.
La boca con el mordisco de cada especia.
El salitre venenoso
de la miel sintética de la fe.
Dos correcciones poéticas
leídas por un
par de hambrientos
y el error de la canela en la comisura..

Haciendo el sacrificio en horas muertas.

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