Colchón de espuma

Eres la concha. El estuario de la escama.
Mi gran amor.
La tabla, el corcho, la diminuta mota de sal.
Que barrida una a una
son restos, dermatitis de sirena.
De pescado cabotaje.
De torso con pensamiento.

Me refugio en ti
para abrochar en cada puerto el dolor que nos da la vida.
Esas redes que te atrapan igual que las botellas de plástico en la matriz cutánea.
Porque tu calor ensombrece la penalidad.
Y hace huecos de roca.
Donde puedo en ti sostener el brío, la ira,
el cansancio, la locura muda
del descontrol de arrancar
a la palabra la espina. A la espina su palabra.
Eriza, pulpa, estrello.
Y nadar desmembrada en
este amasijo de mujer pez.
De uña. De boca. De secano.
Y alar sobre tu cuerpo
el calor que grita. Y me lleva al mar
para seguir la encarnizada lucha.
Qué nos ha tocado
por océano.
Mi amor, la concha, el reposo.

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