Uli

Y Joyce se ha marchado
dejando a su musa en la barra libre.
De un club de stripper en la
carretera de Arizona.
Y se ha dejado los grifos abiertos,
las luces, las puertas
de un particular Titanic.

Joyce escribe de puta madre.
Tiene tinta para un par de sepias
Y es capaz de adoptar
las posturas mas inverosímiles.

Es un zorro hembra. Un principito que creció hasta la talla XL.
Y como siempre desapareció
del escenario sin remite.

Podría decir que no añoro a Joyce.
Que vivo mi vida
de gusano enredado en la telaraña.

Pero, él es inmenso, y se nota a faltar siempre el pedrusco que
compensa la diferencia horaria.

Le quiero y él lo sabe.
He aprendido a amar
dejando el espacio correcto de un par
de continentes.
Es mi mejor amigo
aunque a veces no nos saludemos en público.

La vida ha sido un poco venenosa
con nuestros corazones mustios.

Aprovecha el sol.
El helado.
Las botellas minúsculas de los geles de hotel.
La noche cabría.

Haz del rocío
la estación oriental de los cerezos.

Joyce escribe de puta madre
Pero, eso ya lo he dicho antes.

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