Océano zoo dreams

Y si te dijera
que estoy muriendo de pena
que vivir (o malvivir) con la sombra
paterna me está lapidando.

Sin el sexo que lidie las piernas.
Y la maceración cardiaca
dentro de una cubeta de hielo.

Que pienso todopoderosa tu presencia.
Y que lloraría hasta el último clavo
la podredumbre
que mi piel supura por la selva
mortífera que se adueña cada noche
de mi sueño.

Qué aún te amo.
Pero el orgullo o la necia dignidad
no perdona esa particular
manera que usas al mundo
a tu imagen y semejanza,
a tu criterio de salvación.

Poner los pies descalzos
en un barreño
e ilusa juguetear con el pez de tu corazón.

Eres un escualo.
Y las sirenas no pueden amar a los tiburones.

Cómo te clamo en silencio.
Que fatiga la de este yelmo acuático.

Y que bien sé fingir el desdén,
la indiferencia.

Y que mal se subsiste
sin agua, varada en la arena de un tipo
que es un Times New Rome.

Te amo.
Pero también sé que tú no.

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