Somos lo que comemos

Odioses capitalistas que adulteran el agua.
Veneno aditivo,
que nuestras madres
atrincheran en su grasa materna sagrada
para que de su materia
el dinero se transforme en enfermedad.

Merodeando en la fruta
igual que moscas dentro de su carne.
Las viajantes se instalan
en tiendas de campaña
sobre nuestros organismos.

Y de qué sirve este folleto de letras.
Si el dolor se disfraza de almendra
y como una china cruza el cristal
de nuestros ojos.

Y te da una pena epidemia.
Y las ranas lloran.
Y la palabrita biopsia
abre la veda a un campo de concentración

tan común que nadie puede remediar el ocaso.

El miedo con pantalón de campana.
Toca a la puerta del corazón.

Te quiero madre.

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