Escurrir el bulto

No creo, que sea los más propicio
dejar el bulto en la vía.
Así el alma acometida es
por los infortunios, exiliados de patera.
Que se sienta frente a la adversidad.
Colocada. Inmóvil por el miedo.

Oyes cómo se acerca la locomotora.
Y deseas que no te suceda nada excepto.
A veces te deslomas para levantar
al que tropieza. Hasta la extenuación.
Y te acabas rindiendo
porque hay quien le gusta habitar
en medio de la vía del tren.
No levanta los brazos nunca al sol.
Cose las piernas al hierro.
Y aguarda con la quietud el percance.

Me duelen los brazos de sostener.
De bregar el aire.
De silbar más alto que la sirena
de los pasos a nivel.
Del grillo aventurando la quiromancia.

El problema es cuando te quedas fría
delante del bulto.
Y los dos sois arrollados por la desesperanza.

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