Llover sobre mojado



Esta noche llueve en Estocolmo y en Dublín.
Y los habitantes escuchan su traqueteo
contra los cristales como cuentas de arroz
que se despojan de su cáscara.
La soledad acompaña.

II

Tiene una rara relación con un hombre apaisado. Él nunca la complace más que
con excusas de bares y mercadillos.
Tal vez esas marcas en el pecho,
símbolos de un sadomasoquismo encubierto. El trébol amarillo del cabello
en el coche. No sean más que hogueras
a una vida que da paso a una doble vida.

III

Aburrida. Rodeada de libros.
Llueve. Y estoy en una isla.

Me engaña. Y no me importa.

IV

Debo abrir la ventana
y dejarme empapar por la lluviosa noche.

V

Las marcas. A él le dan un placer
que yo no tengo.

Y ha llegado a un punto
que todo no es suficiente.





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