O-fe-lía

Tal vez la forma de entender el amor
no obedece a la ortodoxia
de lo que pregonaron catecismos
y publican la ristra de novelas, series y fotografías.

La libertad de la noche.
La noche de la libertad.
Porque no es igual amar,
sin ser ni ser amando solamente.

Tengo las palabras más dulces
de este planeta agónico
bajo la lengua presas.
Las caricias esqueléticas.
Los ojos más sinceros detrás
de las lentes de contacto.
La verdad en cruzada ambigua.
En cada uno de estos versos
que jamás cruzarán la alambrada
del padecimiento que fue amaros.

Todos los sentidos.
Todas las emociones.
Están atadas con hebilla de cuero.
No habrá sensibilidad,
ni nubes aliviando este oleaje.
Aprendí en su ausencia
a forjar al corazón y a sus secuaces
y no olvidé ese febrero pestilente
que bajé de la torre.
Para volver. En el mismo mes
a treparla.

Podría Abandonarlo Todo Por Usted.
Pero, no olvido
que soy una medusa cobijando a Ulises.

Para qué soñar, si sólo soy una flor de primavera en su pecho?

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