Pasilandia

Cuando entro en la habitación
sus ojos se asemejan a dos flamas
y ratifico la alegría pandereta
de contemplar a este hombre
que de sus brazos construyó un nido.

En el hospital hoy el sol brillante
encendía los pasillos. Corredores
que ambos hemos caminado
hasta la friolera de más de doscientos pasos.

No íbamos a ningún sitio.
Aún no hemos avanzado a ningún acuerdo.
A pesar de dos años de rodaje.
De desear ese viaje de ida y vuelta.
Con puertas cerradas.
Y la lejanía de la gente en las consultas.

Siento que eres muy importante.
Y me interrogo si fuese yo
la baja, si tú te adoptarías cómo
he aceptado este canje. De seres que protegen y se cuidan en la adversidad
de los electrodomésticos.

Hemos caminado, por la segunda planta.
Con la misma sensación que abate nuestra vida.
No vamos a ningún lugar.
Soy la parte libre
que se queda quieta por voluntad propia.
Tú bebiendo del suero.
Anclado en el pasaje.
De tu cuerpo alimentado por un ayer
que yo imploro que desnudes.

Comentarios

Entradas populares