A espaldas de Damocles.

He creído en ti, con todo mi firmamento.
Eresmuyimportanteenelecosistema.
De mi casa.
He confiado en la presa,
en el prado. En tus aconteceres
de luces fluorescentes.
Te he cuidado en la agonía
del renacer nuevo de tu propia piel.

Si me amas. Que no lo haces.
No impongas reglas
a una salvaje poética.
El viento.
El viento.
El viento.
Recorre pululante
entre las estrofas.
Voy a partir de viaje.
De normas estoy hasta,
la abdicación de las hemorroides.

El viento. Silba dentro de mi pecho.
Soysalvajepoeticaacelerada.
No ates lo indescifrable.
En la sencillez de los geranios.
Te amo. Pero tú me tratas como
a un mueble viejo. Qué vive
en el último piso y no hay ascensor.

El viento.
Puede.
Y tú serás un muro derribado.

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