Lánguida

Algunas personas nacieron
para volar, son libélulas que ejercen
de ave rapaz en los estanques.
Observan la quietud de los árboles
como los peatones entre señales
de tráfico y edificios petrificados
en cadenas montañosas.
La tristeza les hace crecer alas,
y cazan sin la necesidad de aterrizar
en tierra. Soñar diría el maestro,
la imaginación de cantera.

A la libélula la tristeza
le hace crecer alas, y vuela,
y caza al vuelo. Sabe que una burbuja
en una ola no significa el mar.
Para qué la fe nómada.

En gente. En diversidad de albufera.
El coleteo y el zumbido
de las máquinas.
El color trasvestido
de sus extremidades.
No te engañes parece una ninfa
pero es un código de barras
de ronda y depreda
como todas las personas
que les fue robado
el corazón con una cuchara.

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