Anís versario

La gente alza los codos.
Fija la mirada al horizonte;
con el viento que arrecia
y el humo denso que corona
la cabeza de las montañas.

Pelucas postizas que ocultan la desolación.

La gente gira su cuello hacia la nube.
Desconocen que inmersos estamos en el incendio.

Arden las cunas, los niños,
las fuentes queman de su hierro,
las colillas son gusanos de lava.
El país en su propia ceguera,
con la creencia de la lejanía de los árboles,
que la llama no llega al borde de las puertas de los habitáculos.

Cuando la realidad de cada persona prende
y se consume como un papel,
que no tuvo el tiempo
suficiente para volar
como un pájaro.

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