Cristal de metal.

Te he observado tras la vidriera,
con la excusa de una costumbre olvidada
que ha llegado a casa, y no deja quitarse los zapatos
ni alzar la voz en alegrías.

Estabas dormido con la nuca apuntado al norte,
mientras se iluminaba tu forma
desde la pantalla
como un color que deseaba ser conquistado.

Tres suspiros
con la reencarnación en el recuerdo,
de los pasos al dormitorio
entre las coníferas y los sapos de un vídeo de Kenny G.

Me lo contó el carmín de tu frente
y la nota roja, que pervive
en tu bolsillo derecho.

Fingiré que soy tonta
y me disfrazaré de rutina.


Comentarios

  1. ¿Fingir, tú?, ¿disfrazada de rutina?
    No, no acabo de verlo. O será que el poema habla de una alter-ego.

    Saludos.

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  2. Un alter ego. Gracias Julio y felicidades por tu próxima publicación.

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