El Amor.

I

El amor.

II

El amor, qué gran invención a manos de las pastelerías.

III

El amor, lo que siento acurrucada en el hueco de tu letra.
La paciencia de las cerraduras
que se cierran a nuestra espalda
para que en el regreso la palabra de un salto
se acomode entre las bocas.

Mi amor, de vertientes del río,
que hace piruetas 
como un carpa que traviesa
limpia las manos.

Porque tú, mi amor, el hombre que me cuida,
que ha soportado
los cauces en rebeldía,
mis ojos blancos, el verso maldito.

Eres tú, lo deseado en sequía
para lluvia de mi lunes
de enseñarme lo que significa
la paz de los pájaros,
la mañana sin nubes,
la acrobacia de los estorninos
viendo llegar los faros de los coches
que se cruzan en nuestro oráculo.

Los vicios insanos, las costumbres
en la convivencia de los pies descalzos, 
la manía de escribir cuando duermes
con el camaleón que muerde de color tu orden
cuando derrotada un día
lancé mi arsenal, y abrí los brazos al nido,
y me dejé querer,
como las hojas embarcadas
en los afluentes.

El amor, de tantas ganas de ganas de ti,
de cristalina ágata, de mar azucarado,
el amor
que me enseñó a decir te quiero,

con las manos limpias.



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