Caballo de Troya.

I

Qué uno sea excepcional poeta
no significa que sea buena persona,
eso, por desgracia lo he visto a través de los lentes de Quevedo.

Siempre he sido una sentimental en potencia
fracción de que perdono en exceso y la necesidad aplica
varemos muy bajos.

Por eso se descongela la carne,
se escapan los pájaros de las jaulas
y hasta parece lluvia el codo de una tubería de aguas turbias.

Demasiado positivismo,
creer, que la amistad no es un plato
que se sirve en restaurante de tres estrellas.

Porque el amor se convirtió en calderilla y la última moneda concibió
la espera dentro de una cabina de calle.
Porque uno cuando viaja demasiado
percibe un Yeti
que guarece dentro del alma
en los sótanos.

Un Yeti muerto de frío
que pierde el amor.
y se estanca.

III


Mi compañero y yo, no hacemos planes
pero sabemos planear sobre las montañas
como aviones de periódico.

Yo ya no estoy dispuesta a la cólera,
quiero caer en laguna, sin miedo a equivocarme
y que mis letras se emborronen
tengan o no, un tiempo estipulado de flores de cerezo.

IV

-No te equivoques. Sólo quería ser tu amiga.

Le dijo la luz a la oscuridad.




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